lunes, 25 de julio de 2011

Northland: Surfeando Sofás, Pescando Billetes

Día 76 a 86 - 26/04/2011 – 06/05/2011


El nuevo viaje comenzaba y en medio de una lluvia torrencial y anocheciendo partíamos desde Auckland hacia el norte a seguir conociendo y buscando algún empleo para costear la nueva travesía y recuperar los costes de las anteriores.

Whangarei: Buscando un destino

 

Whangarei es la ciudad más grande de la península y primera en el camino. Luego de atravesar una ruta con mucha subida y bajada que creaba una especie de catarata con semejante chaparrón, logramos llegar.
Un par de vueltas por la ciudad buscando algún hostel o piezucha para alquilar (acá se usa mucho las carteleras del supermercado para ofrecer todo tipo de cosas, entre ellas alojamiento), y no encontramos nada así que decidimos caer, ¿cuándo no? al amado Mc Donalds a cenar y esperar el milagro en Internet, porque ya estábamos muy cerca del horario de cierre del local.
Y el milagro llegó, porque al ver que se complicaba el asunto y preguntarle a una de las empleadas de los “Arcos Dorados” si conocía de algún lugar o de alguien  que nos pudiera hospedar la respuesta fue “vengan a casa, mi familia se está yendo de viaje por dos meses la semana que viene, así que es un lio, pero vengan igual”. Buenísimo, ya teníamos donde parar al menos por un par de noches, así que terminamos de comer tranquilos nuestros combos y nos fuimos para el nuevo hogar.

La casa-circo
Mientras íbamos la muchacha nos comenta que eran 10 (diez) hermanos, pero sólo 6 todavía estaban viviendo ahí.  “Cosa rara”, pensamos, pero bueno capaz NZ es aburrido, o no hay nada para ver en TV, que se yo…
Al llegar vimos que todo lo que dijo esta chica era cierto, la casa era un verdadero quilombo, era un circo. En serio, era un circo… si el padre era el dueño de uno y los chicos eran malabaristas, esos que hacen ula-ula y todo eso, se ve que andaban necesitando payasos.
Nos acomodamos, Seba y Toro se acostaron en una matrimonial en el medio de un verdadero quilombo de ropa y juguetes viejos tirados por todos lados, y yo me fui a dormir en la van en el estacionamiento, nuevamente la chancha superaba al alojamiento.

Al día siguiente toco un día soleado como hacia bastante no veíamos, así que fuimos a hacer turismo a Ocean Beach a unos cuantos kms de Whangarei, recomendada como una de las playas más lindas de Northland. No sé si será de las más lindas de la península, pero que era muy bonita si lo era, como así también el camino bordeando las bahías de Northland. Llegamos y nos acomodamos en una playa no muy habitada, el verano ya había terminado y no mucha gente estaba de turista por ahí, solo algún que otro surfer buscando sus olas.
Seba se tiro a dormir una siesta y con el toro luego de tratar de coordinar algún que otro tema con las dos guitarras que teníamos nos fuimos a hacer la expedición de la playa caminando y escalando, donde encontramos paisajes y colores muy copados.

 
  
 Terminado el día Volveríamos a Whangarei a nuestra casa a pasar otra noche previa salida a tomar algo “AL” pub de la ciudad y al día siguiente partiríamos más al norte camino a Keri Keri, donde estaba la data de ser una ciudad con trabajo.

Keri Keri I: Safari Cultural


Plantacion de Kiwifruit
Salimos entonces hacia este pueblucho, otra vez sin tener demasiado en claro donde pararíamos, en qué trabajaríamos, ni nada. A la pesca como se diría en el truco. Y fue a la pesca, porque no paró de llover. Ya siendo un experto en kiwis puedo decirles que con la lluvia el picking de esta fruta se suspende hasta que cada una de estas bolitas con forma de testículos gigantes se seque al viento, es un fruto muy delicado y si se pickea mojado se daña al rozar con los demás, digamos para que se entienda que los kiwis se paspan.

Como contaba, llegamos sin tener donde dormir, así que lo primero que hicimos fue dar vueltas nuevamente x la ciudad buscando backpackers y similares para parar, pero todo estaba lleno por haber bastante trabajo, la gente que estaba en nuestra misma situación nos había ganado de mano. Así que ya haciéndose de noche, otra vez caímos en Mc Donalds para probar suerte con Couch Surfing. No es que sea la adicción a la comida chatarra, es que además la casa de Ronald es el único lugar en que uno se puede conectar a internet en este país que se cree primer mundo pero no tiene conexión por ningún lado.
Arrancamos con los mensajes por medio de esta web a los no más de 10 usuarios que tiene este pueblo registrados y a los pocos minutos uno nos contestó invitándonos a su casa, a solo 3 cuadras de donde estábamos, bueno no podía ser mucho más lejos teniendo en cuenta que el centro no tiene más de 5 cuadras de largo.

Al llegar Roy nos salió a recibir a pesar de la lluvia que todavía castigaba al pueblo, nos invitó a pasar y nos acomodamos en la pieza en suite que teníamos a nuestra disposición. La única condición era no usar la cama queensize que estaba muy bien presentada, y es que se trataba de un bed & breakfast (algo así como una pieza en alquiler al estilo touch & go) que Lois, su mujer, manejaba en la habitación que no usaban en casa y en ese momento estaba desocupada. Así que trajimos el colchón de la van y usamos otro que nos prestó nuestro nuevo amigo, aunque al día siguiente usamos la cama igual y se la dejamos en el mismo estado, sin que nunca se entere.

Roy nos dijo que nos podíamos quedar por 3 o 4 noches, lo que nos daba un poco de tiempo para ver como venía la mano con el trabajo y buscar algún alojamiento que cierre económica y confortablemente. Nos dimos cuenta que trabajo y alojamiento en Keri Keri estaban estrechamente relacionados, y fue el primer negocio que atentaba contra la hospitalidad que venía viéndose en NZ desde que llegamos. Los mismos hostels eran los que te conseguían el trabajo pero, obviamente, tenías que estar alojándote ahí para que te “ayuden”, entonces no era viable la idea de alquilar una pieza en una casa. Por más de ir a los 2 packhouses (empaquetadoras) de kiwis y dejar la aplicación de laburo, tampoco salía nada. Teníamos que vendernos al sistema y caer en el negocio de estos pocos que, si bien te hacían el contacto y vos cobrabas el mismo sueldo(o eso creo), se aseguraban tu estadía con ellos.

Con el Toro y Roy
Ya volveremos con eso, no quiero saltearme lo que fue la parte más importante de este post. Porque resulta que Roy y Lois eran oriundos de Zimbabue, África. Eran descendencia de colonos ingleses (blancos) y vivían muy felices en su campo con su familia, hasta que un día el presidente Mugabe (obviamente recurrí a internet para acordarme el nombre), dictador, decidió que la gente blanca no podía poseer más tierras. En realidad fue algo medio implícito todo esto, porque ellos se levantaron un día y en medio de sus campos había chozas con gente viviendo. Todo se volvió algo tenso y violento, cosa que a Roy, un veterano de guerra defendiendo a su patria, le dolió mucho, porque debía dejar su hogar y su estilo de vida.
El tema me interesó mucho y me sirvió también como excusa para practicar mi inglés, que de a poquito venia mejorando, así que además de todo esto me puse a hablar con el de historia, economía, geografía y turismo argentino y hasta me explicó las reglas del Cricket, deporte muy practicado en todos los países que fueron colonia inglesa, pero con reglas que no se entenderían ni siquiera en castellano. Buen intento de todas formas…

Como todo anglosajón, son fanáticos de la Corona Inglesa, justo estábamos en casa el día del casamiento del Príncipe William y fue EL evento. Esta gente estaba completamente fanatizada con el tema, se organizó una cena a la que asistió toda la familia para seguir el minuto a minuto de la boda y nos invitaron a cenar con ellos. La cita era tempranito pero deliciosa: corderito y de postre un volcán de chocolate, nosotros solo compramos el helado para acompañarlo, redondo…

Por último y para cerrar con estos 4 días raros pero 100 x 100 enriquecedores cabe aclarar que se trata de una pareja muy cristiana. Rezo antes de cada comida, regalo de biblias casa x casa, beneficencia y, obviamente, iglesia todos los domingos, a donde casi asistimos para ver cómo era la cosa, que aparentemente se trataba de una de esas iglesias en que se canta mucho y todo el chiche. El horario pudo más que las ganas…

Keri Keri II: Con los Kiwis pasados por agua

 

Ahora bien, mientras parábamos en casa de Roy y luego de decidir caer en el sistema laboral KeriKeriano, resulto ser que no había vacantes para dormir en estos hostel-consultora, pero tampoco te ayudaban con el trabajo. Estábamos en un quilombito, pero con un poco de paciencia se abrió un lugar y pudimos alojarnos en el Holiday Park, que en este caso a diferencia del de Te Puke (ver post Coromandel), se trataba de bungalós en vez de caravans eso sí, con cocina, comedor y baño comunitarios cruzando una callecita interna. Esto lo aclaro porque la lluvia que tuvimos durante esta semana fue increíble, y había que cruzar esta callecita… un día me sentí adentro del Titanic al ver como caía y caía agua desde una catarata adentro del comedor.
Rainbow Falls
Paihia
El arca
Equipo kiwi, con Kerry
  









Como aclare al principio del post y como no tenía talco para los kiwis, no hubo mucho trabajo, prácticamente no lo hubo. Solo dos días, durante el resto no se pudo hacer mucho más que dormir, leer, ver tv, charlar un rato ingles con Kerry de Keri Keri (un amigo Kiwi al que no se le entendia nada) y con los pocos chilenos y franceses que estaban en la misma, los pocos días potables, y con esto me refiero a sin lluvia, conocimos las rainbow falls, una catarata a 5 min de la ciudad, una playita y una escapada a Paihia, una ciudad muy linda que no pudimos disfrutar mucho por lo gris del día, con la ilusión de conseguir un trabajo en algún hotel, pero la temporada estaba terminada.


La lluvia nos echaba de la península, tenía ganas de llegar a Cape Reniaga, que es el punto más norte de NZ, pero el clima no acompañó, así que será más adelante. Los pocos billetes pescados apenas servían para recuperar un poquito de lo que se nos fue entre nafta y demás gastos.
Nota mental: en épocas de mal clima es mejor generar plata para usarla en época más aprovechable.

Salimos entonces rumbo a Auckland de vuelta, la idea es llegar mañana temprano a la Car Fair, donde compramos la camioneta para, en este caso, venderla y ganar comodidad en la forma de movernos más adelante, pasaremos a hacer noche en el circo nuevamente, al menos para descansar un par de horas antes de seguir viaje.
En esta parada junto con Ceillith, uno de los hermanos y un par de amigos iremos a una fiesta que no pudo ser. Pero conocimos las patotas kiwi, porque a uno de estos muchachos lo agarraron entre tres y le dieron un par de bifes por ser de otro barrio. Vivimos momentos tensos, pero no paso a mayores.

Después de un par de horas de sueño en Whangarei, ahora sí, volvemos a Auckland,  tratar de vender el coche y después con las ganas de ir a Te Puke, donde hay mucho argentino y en teoría trabajo en packhouse de kiwi, para recuperar de una vez todo lo que se fue y tratar de hacer algún ahorro para gastar en adelante.

Entonces sí, Auckland, volvemos chapoteando! Pero solo de pasada…

Nico

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